Para Irene O’Shea, la palabra «imposible» no está dentro de su vocabulario. La mujer de 102 años dio un claro ejemplo que nada tiene impedimento en la vida y se aventó en paracaídas a una distancia de más de cuatro mil metros de altura.
Este es el tercer salto de la anciana, que todavía conduce su propio automóvil, no utiliza gafas y vive sola. Su primera aventura con un paracaídas lo realizó en el 2016, cuando cumplía 100 años, desde una altura de más de 4 kilómetros. Luego en 2017 repitió la hazaña, según informa el periódico británico Daily Mail.
“Me sentí normal, casi igual (como saltos anteriores). Estaba con el mismo compañero (Jed Smith) y los mismos jóvenes estaban en el avión conmigo. Estaba muy claro allí y el clima era bueno, pero hacía mucho frío”, comentó.
La hazaña de Irene tuvo un fin de caridad, y es que su hija Shelagh de 67 años falleció víctima de la enfermedad neuro motora. Esto la llevó a ver en el paracaidismo una oportunidad perfecta para recaudar fondos y conciencia que ayuden a la Asociación de Enfermedades de las Neuronas Motoras del Sur de Australia.
La aventurera mujer no pierde el ánimo y está decidida a continuar saltando mientras tenga la fuerza suficiente para hacerlo: “posiblemente saltaré el año que viene y si vivo lo suficiente, saltaré a los 105”, aseguró.