Por Carol Jacusiel.
Según la Rae, escrúpulo es definido como “duda o recelo inquietantes para la conciencia sobre si algo es bueno o se debe hacer desde un punto de vista moral. Aprensión, asco hacia algo, especialmente hacia algún alimento. Exactitud o rigor en el cumplimiento del deber o en la realización de algo.”
Hay personas tan escrupulosas que traban el fluir de las situaciones o las relaciones, ya sea en el trabajo, la familia, las amistades o cualquier tipo de organización social. Un claro ejemplo de ello ocurre cuando una persona que contesta el teléfono (en una empresa) y le dice a un gerente que lo llama una persona determinada. El gerente, le dice que responda que no se encuentra. Esta persona le dice que él no puede hacer algo así ya que sería mentir y él no es un mentiroso o que su religión no se lo permite.
Si vamos al fondo de esta situación, el gerente lo que busca es tiempo. Él sabe por qué lo llaman y necesita buscar la respuesta, está terminando lo que necesita para responder o simplemente necesita ir al baño. No se trata de que sea un mentiroso, ni quiere engañar a nadie.
Está bien actuar con rectitud y no hacer cosas que sean chuecas, fraudes o fuera de la ley. Pero, siempre recurrimos a triquiñuelas que nos dan la posibilidad de salir airosos de las diferentes tareas que tenemos como responsabilidad.
Entonces, ¿actuamos siempre con muchos escrúpulos o tenemos la flexibilidad suficiente como para poder encausar lo que realizamos de manera que fluya camino al éxito?
Esto es claro cuando decimos que se trata de una “mentira blanca” y estamos ciertos que es una mentira, cuya finalidad es algo bueno. Pero, es una mentira.
Cada uno sabe qué y cómo hacer para encontrar el equilibrio justo. Para mí, el punto es encontrar la comodidad dentro de lo que se hace, que sea justo, ético y legal, pudiendo recurrir a triquiñuelas que nos puedan llevar a un resultado positivo.
Que tengan una excelente semana y espero me escriban a carol@jacusiel.cl