Por Carol Jacusiel
Estamos toda la humanidad bajo la misma amenaza de contagiarnos con Coronavirus. Algunos países antes, otros después, vamos sufriendo la misma pandemia, teniendo los mismos problemas y tratando de aprender de quienes fueron en primer lugar contagiados.
La paradoja se produce al pensar que debemos estar más unidos que nunca para enfrentar el virus, a la vez que debemos estar lejos unos de otros. La solidaridad, la comprensión, el aislamiento social son muestras de empatía, comprensión y amor a los otros. Amor que tradicionalmente demostrábamos con cercanía. Se está produciendo y estamos recurriendo a nuevas formas de relacionarnos, utilizando tecnologías que eran propias y que utilizaban en mayor medida las personas más jóvenes.
Tenemos que lograr equipos cohesionados, a la distancia, adoptando formas de trabajo que los expongan a los menores riesgos posibles. Como puede ser, por ejemplo, dividir unidades productivas en tercios e ir rotándose entre cuarentena y trabajo, por semanas.
Por otro lado, los jóvenes, no están acostumbrados a las labores y tareas diarias que dominan las personas mayores, como cocinar, hacer aseo, planchar, etc. Hasta aquí recurrían a servicios y productos a un click de distancia.
Deberemos aprender los unos de los otros y conformar un nuevo ordenamiento social. La pandemia nos está mostrando caras amables de jóvenes que se preocupan por personas de la tercera y cuarta edad, aunque no sean sus parientes. Y los adultos están capacitando a los jóvenes en lo que necesitan, a través de sistemas a distancia.
Por otro lado, el planeta está recuperándose de varios males, permitiendo incluso que disminuyan los gases invernadero, con la paralización de industrias y medios de transporte (vehículos, locomoción colectiva, aviones) que han dejado de circular. Vemos, a través de fotos y videos, las aguas de Venecia cristalinas y con fauna marina, cielos más limpios, entre otros.
Ya saben: sean empáticos, preocupados, cariñosos, solidarios a la distancia y demuestren así su amor por el prójimo.
Hasta la próxima semana. No olviden escribirme a carol@jacusiel.cl