Por Rafael Videla Eissmann.
Señor Director:
Significativamente, el cambio de nombre de “Negrita” es un indicador del destino de Chile: Se trata del recambio poblacional impulsado por el dictatorial “Plan Kalergi”. Es la «africanización» de Chile.
Se trata de los “nuevos tiempos” promovidos y aceptados por los imbéciles sirvientes del Nuevo Orden Mundial –los “todes”–.
De este modo, los afamados “migrantes”, en treinta años –o quizás antes– exigirán en base a sus “derechos” y el programa marxista –en realidad, obedeciendo a su genética– la abolición de la memoria de nuestros próceres y héroes –como José Miguel de la Carrera y Verdugo, Bernardo O’Higgins, Juan Egaña, Arturo Prat e Ignacio Carrera Pinto– por ser “chilenos antiguos”, de fenotipo occidental y por ende, “culpables”, “patriarcales”, “viriles”, en la dialéctica subversiva y destructiva impuesta por la Escuela de Frankfurt y sus agentes: La idea es socavar la historia y la tradición de nuestros ancestros a través de la promoción del astuto discurso del “nuevo Chile”, los “derechos”, las “reivindicaciones”, la “justicia social”, la “democracia”, la “nueva historia” y cuanta estupidez suene a tono con la idiotizada mayoría lacaya de los infames noticiarios, la farsante prensa y las “redes sociales”.
El país fue vendido. El “nuevo Chile” es el concepto clave de la destrucción de nuestra patria.
Es la «africanización» del país.
El futuro no le pertenece a los chilenos sino a los “nuevos chilenos”.