Por Claudio Pardo Molina.
Cuando pequeño mi abuelo me contó un chiste que me costó entender, pero igual me reí con él por la gracia que le daba hablarme a escondidas de un tema tabú para los niños. Antes de partir con el chiste, tengo que advertirte que puede tener un cariz xenófobo si le ponemos la sensible mirada de las nuevas generaciones, por burlarse del estereotipo del colono alemán del siglo pasado, pero igual me da mucha risa.
Acá voy «Don Otto le cuenta muy molesto a su amigo Hans, que encontró a su mujer engañándolo con su vecino en el sillón rojo del living. Hans, atónito por tremenda decepción le pregunta, ¡Y qué hiciste Otto! Obteniendo por respuesta algo más sorprendente, ¡Tomé una decisión drástica y vendí el sillón rojo!»
La relación entre el chiste y el título de esta columna de opinión, es que creo que el tercer retiro de las AFP vendría siendo como el sillón rojo de Don Otto, porque aunque los Fondos de Pensiones se reduzcan al 70% de su valor inicial, no se resolverá la causa del problema. Me refiero al alza del desempleo, a la tendencia a la baja de los sueldos de los que tienen trabajo, y como consecuencia, a las bajas pensiones de los jubilados.
Si queremos mejorar la calidad de vida de los chilenos, en lo material al menos, debemos pensar seriamente en llevar a cabo una alianza pública privada que planifique: el desarrollo de capital humano y científico que genere empleo, aumente los salarios, y como consecuencia amplifique el ahorro privado de las pensiones.
Hace años atrás recuerdo haber visto que Prochile detectaba nuestras ventajas comparativas en el contexto internacional, proponiendo potenciar los sectores mineros, agrícola y de telecomunicaciones, eran más sectores económicos, pero solo me acuerdo de esos.
Yo creo que en vez de seguir reduciendo los fondos de pensiones, nuestra clase política y empresarial debería destinar mayores fondos al financiamiento de proyectos de investigación y desarrollo humano de esos mismos sectores. Así, las empresas privadas generarían más empleo y las personas podrían encontrar más y mejores trabajos, dada su reconversión laboral.
Porque si fuéramos Hans, el amigo de Don Otto, deberíamos ser muy honestos y en vez de aceptarle la idea de vender el sillón rojo, correspondería recomendarle sacar una cita con una terapeuta matrimonial.
claudio.pardo.molina@gmail.com