La acelerada expansión digital está transformando la forma en que operan las economías y sociedades en todo el mundo. En Chile y Sudamérica los centros de datos se han convertido en la columna vertebral de este ecosistema, sosteniendo desde estilos de vida digitales hasta edificios inteligentes e industrias hiperconectadas. Para responder a esta nueva realidad, el sector enfrenta el reto de evolucionar hacia arquitecturas híbridas -combinando edge centralizado, regional y local- que sean conectadas, sostenibles, adaptables y resilientes.
Y es que el impacto económico de esta transformación ya es evidente. Según el informe “Adopción de la nube en 2024: tendencias clave que definen el futuro de los negocios”, de Cloud Institute (2024), el mercado global de computación en la nube alcanzó $912,77 mil millones y se espera que crezca a $1.614 trillones en 2030. Además, reporta que el 94% de las empresas ya usan servicios en la nube y cuentan con el 60% de los datos empresariales almacenados en ella, evidenciando un marcado aumento en la adopción de estrategias de «cloud-first«.
Este crecimiento conlleva también desafíos energéticos y medioambientales. La IEA (2025) prevé que la demanda de electricidad de los centros de datos a nivel mundial se duplicará con creces para 2030, alcanzando aproximadamente los 945 teravatios-hora (TWh), ligeramente superior al consumo eléctrico total de Japón en la actualidad. Además, indica que la IA será el principal impulsor de este aumento y se estima que la demanda de electricidad de los centros de datos optimizados para IA se cuadriplicará para 2030.
Ante este panorama, Luis Santamaría, líder del área Cloud & Service Providers en Schneider Electric, puntualiza que “la infraestructura digital del futuro debe ser tan inteligente como el mundo que conecta. No basta con ampliar capacidad. Es imprescindible hacerlo con eficiencia energética, flexibilidad y un compromiso claro con la sostenibilidad. Chile tiene la oportunidad de convertirse en un referente regional en centros de datos sostenibles y la tecnología ya está disponible para lograrlo”.
En este sentido, las industrias chilenas deben aprovechar el poder de una infraestructura conectada para lograr centros de datos más sostenibles, eficientes y adaptables. Para enfrentar estos desafíos, Schneider Electric ha desarrollado una propuesta integral que combina innovación tecnológica, eficiencia energética y escalabilidad enfocada en permitir a las organizaciones construir, actualizar y optimizar centros de datos que integren arquitecturas híbridas y operaciones críticas.
Esto incluye infraestructura modular de alta densidad con sistemas de refrigeración líquida directa al chip, capaz de soportar cargas de hasta 1 MW por rack; soluciones de monitoreo inteligente y mantenimiento predictivo a través de la plataforma EcoStruxure IT, que optimiza el consumo energético y reduce interrupciones y un ecosistema de inteligencia artificial diseñado para analizar emisiones, automatizar el benchmarking energético y acelerar los planes de descarbonización. Todo ello, con el objetivo de habilitar centros de datos más sostenibles, resilientes y preparados para las demandas de la inteligencia artificial y la computación acelerada.
“La próxima generación de centros de datos en Chile combinará inteligencia artificial y eficiencia energética para crear infraestructuras digitales más sostenibles, resilientes y preparadas para el futuro. Esto no solo permitirá responder a la creciente demanda tecnológica, sino también avanzar con firmeza hacia las metas de carbono neutralidad”, culmina el ejecutivo.
