Por Luis Alcayaga, gerente comercial regional de Flow.
El Black Friday se ha convertido en uno de los eventos más esperados del comercio electrónico, no solo por la magnitud de las ofertas, sino también por el impacto que tiene en el comportamiento de consumo. Cada año, millones de chilenos participan de esta jornada que marca el inicio de la temporada navideña, transformando la forma en que compramos y planificamos nuestras finanzas. Este fenómeno nos invita a reflexionar: ¿Podemos vivir un Black Friday que combine innovación, seguridad y sostenibilidad?
Entre el 28 de noviembre y 1 de diciembre tendrá lugar el Black Friday, que reúne millones de transacciones, siendo una instancia ideal para adelantar las compras navideñas y organizar las vacaciones de verano. Entre las categorías más populares destacan tecnología, vestuario y calzado, belleza y deporte.
Según cifras de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), el Black Friday 2024 registró ventas que superaron los US$ 550 millones, tanto en el canal online como en el presencial. Este resultado confirma el crecimiento sostenido del comercio electrónico en Chile y la activa participación de empresas de todos los tamaños, especialmente pymes, que encuentran en estas fechas una oportunidad estratégica para ampliar su alcance y captar nuevos clientes.
Durante mucho tiempo, la conversación se centró únicamente en el volumen de ventas y en la capacidad de las plataformas para resistir el alto tráfico de transacciones. Hoy, la mirada cambia. La sostenibilidad -entendida en sentido amplio- abarca no solo el impacto ambiental, sino también la responsabilidad digital y social que implica cada operación online. En un mundo donde la tecnología avanza a gran velocidad, ser sostenibles significa también ser conscientes del modo en que usamos los recursos digitales y cómo acompañamos a las personas en su experiencia de compra.
En Flow entendemos que la innovación no debe medirse únicamente en términos de velocidad o capacidad de procesamiento, sino en su aporte a un ecosistema digital más responsable. Por eso hemos impulsado prácticas que buscan reducir la huella tecnológica, optimizar nuestros servidores para un menor consumo energético y fortalecer los sistemas de detección de fraude mediante inteligencia artificial. Estas acciones no solo mejoran la eficiencia operativa, sino que también contribuyen a un comercio online más seguro y transparente.
Pero la sostenibilidad también tiene una dimensión cultural. Como industria, debemos fomentar un consumo digital más consciente. Comprar online ofrece ventajas innegables —comodidad, acceso, rapidez y ahorro de tiempo—, pero también requiere educación y responsabilidad. Promover que los usuarios compren en sitios verificados, revisen las condiciones de las ofertas y utilicen medios de pago seguros es parte del compromiso que compartimos las plataformas con los consumidores.
El Black Friday es una oportunidad para disfrutar, pero también para repensar la manera en que nos relacionamos con la tecnología. Detrás de cada clic hay una cadena de procesos que involucra energía, infraestructura y personas. Si logramos que esa cadena funcione con criterios de eficiencia, seguridad y respeto por el entorno, estaremos avanzando hacia un comercio electrónico más maduro y sostenible. Un Black Friday más consciente no implica renunciar al entusiasmo, sino canalizarlo de manera responsable, integrando innovación, seguridad y sostenibilidad como ejes del desarrollo digital.
