Participar en experiencias creativas como la música, la danza, las artes visuales e incluso ciertos videojuegos puede ralentizar el envejecimiento cerebral y promover un funcionamiento más saludable del cerebro, según un innovador estudio internacional realizado por el BrainLat Institute de la UAI y GBHI-Trinity College Dublin, publicado en Nature Communications.
Aunque la creatividad ha sido celebrada durante mucho tiempo por su valor cultural y personal, esta es la primera evidencia científica a gran escala que vincula directamente la participación creativa con una protección medible de la salud cerebral.
Los investigadores analizaron datos cerebrales de más de 1.400 participantes en 13 países, incluyendo expertos creativos (por ejemplo, bailarines de tango, músicos, artistas visuales), aprendices (como aquellos que recibieron entrenamiento a corto plazo en videojuegos que demandan habilidades cognitivas flexibles) y no expertos. Descubrieron que la participación sostenida en actividades creativas se asociaba de manera constante con cerebros “más jóvenes”, mientras que incluso entrenamientos a corto plazo producían beneficios medibles (aunque más modestos).
“La creatividad emerge como un determinante poderoso de la salud cerebral, comparable al ejercicio o la dieta”, señaló el Dr. Agustín Ibáñez, quien dirigió el estudio en GBHI-Trinity College Dublin y la Universidad Adolfo Ibáñez. “Nuestros resultados abren nuevas vías para intervenciones basadas en la creatividad que protejan el cerebro frente al envejecimiento y la enfermedad. Nuestro estudio también mostró que los relojes cerebrales pueden utilizarse para monitorear intervenciones destinadas a mejorar la salud cerebral”.
“Uno de nuestros principales hallazgos es que no se necesita ser experto para beneficiarse de la creatividad. De hecho, encontramos que los aprendices obtuvieron beneficios en breves sesiones de entrenamiento con videojuegos”, afirmó el Dr. Carlos Coronel, autor e investigador en GBHI-Trinity College Dublin y la Universidad Adolfo Ibáñez.
Relojes cerebrales como ventana a la salud cerebral
El equipo utilizó avanzados modelos computacionales, conocidos como relojes cerebrales, para determinar la edad biológica del cerebro. Estos modelos comparan la edad cerebral estimada con la edad cronológica, produciendo una brecha de edad cerebral (BAG, por sus siglas en inglés) que refleja un envejecimiento acelerado (más viejo) o resistente (más joven).
Hasta ahora, los relojes cerebrales se habían utilizado principalmente para evaluar influencias negativas en la salud del cerebro, como riesgos genéticos, exposiciones ambientales (exposoma) y desigualdades sociales. Este es uno de los pocos estudios que demuestra, por primera vez, que los relojes cerebrales también pueden capturar influencias positivas —en este caso, el impacto protector de la creatividad—.
Diseño del estudio
La investigación combinó enfoques transversales e intervencionales, con 1.402 participantes en 13 países. La muestra incluyó expertos creativos, aprendices y no expertos. Los participantes fueron evaluados con técnicas multimodales de electrofisiología (EEG y MEG), además de pruebas cognitivas y conductuales. Con estos datos, los investigadores desarrollaron modelos de edad cerebral para estimar brechas de edad (BAGs) comparando edad cerebral estimada con edad cronológica. Posteriormente, analizaron las BAGs entre los grupos para determinar si la creatividad estaba asociada a un envejecimiento cerebral más lento o acelerado.
El diseño también incluyó modelamiento computacional del envejecimiento cerebral para evaluar la conectividad y la eficiencia en el procesamiento de información, identificando mecanismos que vinculan la creatividad con la salud del cerebro. Finalmente, los resultados fueron validados en distintos dominios creativos para comprobar efectos generalizables.
Mecanismos protectores compartidos de la creatividad
En diversos dominios creativos, los relojes cerebrales mostraron retraso en el envejecimiento, especialmente en regiones vulnerables a la neurodegeneración. Los modelos computacionales revelaron que la creatividad favorece redes cerebrales más eficientes y una mayor conectividad, mecanismos que podrían explicar su efecto protector a través de la plasticidad neuronal.
El estudio resalta la creatividad como un recurso de salud pública, con implicancias para intervenciones clínicas y políticas de salud. Prácticas creativas, desde el tango hasta los videojuegos de estrategia, comparten efectos protectores comunes; los hallazgos sugieren que incorporar la creatividad y las artes como estrategias centrales para promover un envejecimiento saludable es necesario.
“Esto no es relevante solo para la neurociencia, sino también una oportunidad cultural y de política pública”, afirmó Agustín Ibáñez, quien además señaló que “nuestras sociedades necesitan reimaginar el envejecimiento saludable tanto desde ámbitos médicos como no médicos, como la creatividad, las artes y el juego”.
“Aunque estas experiencias creativas son diversas, comparten un hilo común: ayudan a proteger las conexiones cerebrales que son vulnerables al envejecimiento acelerado”, señaló Carlos Coronel. Reforzó que “como cada persona tiene hobbies e intereses únicos, es alentador saber que existen múltiples maneras de apoyar la salud cerebral a través de la creatividad”.
Los resultados sugieren que la creatividad podría prescribirse, al igual que el ejercicio, como una forma accesible, de bajo costo y poderosa para proteger la salud del cerebro. También demuestran que los relojes cerebrales no solo son herramientas diagnósticas de riesgo de enfermedad, sino también medidas sensibles para experiencias positivas que construyen resiliencia.
Artículo original:
Coronel-Oliveros, C., Migeot, J., Lehue, F., Amoruso, L., Kowalczyk-Grębska, N., Jakubowska, N., … & Ibanez, A. (2025). Creative experiences and brain clocks. Nature Communications. DOI: http://doi.org/10.1038/s41467-025-64173-9
